El surrealismo entra en los Museos de Sitges con una exposición que evoca los logicofobistas de 1936
Museos de Sitges inaugura mañana viernes, 10 de noviembre, la exposición Logicofobistas: 1936, el Surrealismo como revolución del espíritu, una muestra itinerante, que evoca la mítica exposición que acogió la Librería Catalonia de Barcelona justo antes del estallido de la Guerra Civil. La exposición está instalada en Can Rocamora, donde se podrá ver hasta el 4 de marzo.
Logicofobistas: 1936, el Surrealismo como revolución del espíritu es una exposición producida por la Generalitat, la Diputación de Tarragona y el Ayuntamiento del Vendrell, con una versión itinerante producida i coordinada por la Oficina de Patrimonio Cultural de la Diputación de Barcelona. La exposición está comisariada por Josep Miquel Garcia, de la Fundación Apel·les Fenosa, centro que aporta la mayor parte de la documentación exhibida. Entre los originales expuestos también hay piezas de colecciones particulares. Museos de Sitges ha aprovechado la llega de la muestra a Sitges para ofrecer una instalación dedicada a Artur Carbonell (Sitges, 1903 – 1973), uno de los máximos exponentes del Surrealismo en Catalunya y uno de los artistas que participaron en la exposición de 1936.
La exposición que acoge Can Rocamora presenta unas cuarenta piezas, que permiten ofrecer una pincelada de surrealismo en Catalunya, una vez superada la hegemonía Novecentista, en un medio artístico donde ocurrían varias corrientes entre los que el surrealismo destacaba en la obra de los artistas catalanes, como Salvador Dalí y Joan Miró. El logicofobismo, última manifestación del surrealismo, adquirió plenitud propagandística los últimos años de la República. La exposición presenta manifiestos, programas y obras de Artur Carbonell, Leandre Cristòfol, Esteve Francès, Ramon Marinel·lo, A. G. Lamolla, Joan Massanet i Àngel Planells, entre otros.
La muestra evoca la exposición que en mayo de 1936 acogió la Librería Catalonia y que presentaba el Surrealismo como un movimiento transformador y de expresión libre. Estuvo impulsada por la Associació d’Amics de l’Art Nou (ADLAN), una activa entidad creada en 1932 surgida, entre otros elementos, por algunos de los integrantes del grupo de “L’Amic de les Arts” y que constituyó uno de los referentes en la promoción y difusión cultural de los años de la República. La presencia en Barcelona de Paul Eluard, el año 1936, fue determinante en la organización de la exposición.
El inspirador del manifiesto logicofobista fue el crítico de Sitges M.A. Cassanyes, antiguo redactor de “L’Amic de les Arts”, junto con el poeta y pintor Josep Viola, que recogió en el catálogo de la muestra el sentido que expresaba el corriente reunido en la exposición: “El Surrealismo, aspecto dialécticamente antitético dentro la Logicofobista, se opone a toda expresión artístico y considera Poesía como actividad del espíritu. En su búsqueda de lo maravilloso sorprendente y excepcional, no es evasionista en sí, sino que, abarcando lo concretamente poético, tiende a precipitar la actual crisis de conciencia, mostrándose esencialmente como expresión de la revolución permanente del espíritu”.
Esta es la cuarta instalación que presenta Museos de Sitges en Can Rocamora, la sala de exposiciones temporales situada en el edificio que enlaza el Cau Ferrat y el Museo de Maricel. La primera fue Patrimonio activo 2010 – 2014, que presentó las actuaciones de adquisición, cesiones, difusión y restauración llevadas a cabo por el Consorcio del Patrimonio de Sitges mientras duraron las obras de reforma de los museos. La segunda muestra fue Enric Morera y su mundo (julio – noviembre del 2015), producida conjuntamente con el Ayuntamiento de Sitges y la Biblioteca de Catalunya para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento del músico; y la tercera ha sido Emerencià Roig. De la mar al papel (marzo a octubre de 2017), que ha mostrado una selección de la colección de marinería de Emerencià Roig i Raventós. Can Rocamora también fue uno de los escenarios de la exposición Ramon Casas, la modernidad anhelada, que se instaló en el Museo de Maricel.