La exposición Logicofobistas: 1936, el surrealismo como revolución del espíritu se despide este fin de semana de los Museos de Sitges. Después de cuatro meses abierta al público en la sala de exposiciones de Can Rocamora, la muestra ha reunido un total de 3.018 visitantes entre los que la han contemplado de manera libre y los que lo han hecho a través de un itinerario guiado. Una cifra más que satisfactoria teniendo en cuenta que el corriente logicofobista sigue siendo, a día de hoy, uno de los grandes desconocidos del arte y el pensamiento contemporáneos en Catalunya.
Precisamente, el gran propósito de la exposición es evocar la muestra logicofobista que se celebró en 1936, justo antes del golpe de estado del general Franco, en la Librería Catalònia de Barcelona. Una muestra que en ese momento ya presentaba el surrealismo como un movimiento de expresión libre y vocación transformadora. El comisario de la exposición, Josep Miquel Garcia, de la Fundación Apel·les Fenosa, ha realizado un proceso de investigación de todos los artistas así como de las obras que estuvieron presentes en la exposición original. Gracias a ello, la muestra de Can Rocamora ha podido ir acompañada de una publicación que reconstruye la exposición logicofobista de 1936 en su totalidad. Un documento que contextualiza las cuarenta piezas que ofrecen una pincelada del surrealismo en Catalunya una vez superada la hegemonía del Novecentismo.
El interés del proyecto radica en la relevancia de esta segunda generación del surrealismo catalán, que no pudo consolidarse debido a la Guerra Civil española y del posterior exilio de muchos de estos artistas catalanes. Asimismo, la exposición también quiere conmemorar el centenario del nacimiento del pintor Josep Viola, compañero de Apel·les Fenosa en los años de exilio y firmante del Manifiesto Logicofobista. Uno de los inspiradores de aquel texto fue el crítico de Sitges Magí Albert Casasnyes, redactor de la emblemática revista L’amic de les arts.
Logicofobistas: 1936, el surrealismo como revolución del espíritu es una exposición producida por la Generalitat de Catalunya, Diputación de Tarragona y el Ayuntamiento de El Vendrell, con una versión itinerante producida y coordinada por la Oficina del Patrimonio Cultural de la Diputación de Barcelona. Entre los originales expuestos también hay piezas de colecciones particulares. Museos de Sitges ha aprovechado la llegada de la muestra en Sitges para ofrecer una instalación dedicada a Artur Carbonell (Sitges, 1903-1973), uno de los máximos exponentes del surrealismo en Catalunya y uno de los artistas que participó en la exposición pionera de 1936.