El Cau Ferrat recupera su esplendor patrimonial

La reforma del Cau Ferrat ha permitido restaurar y recuperar su importante y valioso fondo patrimonial. El proyecto de reforma del museo está ya en su última fase. Una vez finalizadas las actuaciones de obra del edificio, en las próximas semanas se realizarán las intervenciones técnicas, destinadas a dotar las instalaciones de una estructura de climatización, iluminación, seguridad y transmisión de datos adaptada a las nuevas necesidades y, sobre todo, que aseguren la protección del patrimonio. La directora de Museus de Sitges, Vinyet Panyella, ha mostrado a los medios de comunicación, esta mañana, el estado de las obras, coincidiendo con el Día Internacional de los Museos, que se conmemora mañana sábado.  
El Cau Ferrat volverá a abrir en otoño, cuando haya culminado el preciso trabajo para volver a situar las obras en su lugar, de la mano de un nuevo discurso museográfico que integra las artes (arquitectura, literatura, música) y que singulariza los circuitos. Este discurso se ha elaborado con el parámetro que el Cau Ferrat vuelva a ser el Templo del Modernismo, que ideó Santiago Rusiñol en su día.  
Los trabajos de reforma del edificio –igual que los de Can Rocamora y el Museo Maricel– se han ejecutado sobre la base del proyecto acordado por el Ayuntamiento de Sitges y la Diputación de Barcelona en octubre de 2011 y que tenía como objetivo fundamental respetar, proteger, restaurar y conservar el patrimonio arquitectónico y artístico; y evitar, de esta forma, las agresiones al patrimonio que implicaba el proyecto inicial. En base a este proyecto se ha adoptado una política precisa y estricta de restauración y recuperación de los elementos patrimoniales, como las vidrieras, las cerámicas, los elementos de madera o el mobiliario. Así mismo, se han aplicado las medidas de protección óptimas para asegurar la necesaria conservación mirando hacia el futuro.  
Vidrieras El proceso de restauración de las vidrieras de la fachada marítima y de la calle Fonollar ha requerido precisión, detalle y visión histórica. Las obras han contemplado la restauración o consolidación de la cuarentena de vidrieras del Cau.  
Los trabajos han consistido en limpiar, rellenar agujeros (cuando hacía falta), enganchar, emplomar y soldar. Estos trabajos se han llevado a cabo en los talleres de Vitralls Bonet, responsables de la creación y restauración, entre otros, de las vidrieras de la Sagrada Familia.  
Como medida de protección se han instalado sistemas de aislamiento para poder asegurar su conservación y evitar el deterioro como consecuencia de factores ambientales (mar, viento, humedad…). Estos sistemas disponen de filtro y blindaje, que consiguen un cierre más estanco de las ventanas del edificio.  
El procedimiento ha permitido la recuperación de cinco medallones –de 32 centímetros perimetrales cada uno–, originarios de las vidrieras de la Sala del Bollador. Estas vidrieras durante décadas habían estado en los almacenes de los museos, y ahora se han restaurado para volverlas a colocar en el sitio que ocupaban a finales del siglo XIX, cuando se inauguró el Cau Ferrat, como queda patente en una obra pintada por Rusiñol: Maria Rusiñol al Cau Ferrat.  
Cerámica El Cau Ferrat dispone de 7.000 piezas de cerámica de época, que se han recuperado y reintegrado según criterios avanzados de conservación. El proceso fue exhaustivo y preciso, ejecutándose en diferentes fases: identificación de las patologías; restauración inicial in situ en el Cau; registro y localización; desmontaje; restauración en el taller y colocación. En muchos casos se ha tenido que aplicar un proceso de desanilización.  
La restauración de las piezas de oficio la llevó a cabo la Facultat de Belles Arts de la Universitat de Barcelona, mientras que las de muestra ha ido a cargo de restauradores especializados, coordinados por Angélica González. Por otra parte, las piezas que se han tenido que sustituir –porque no había recuperación posible– o bien que han tenido que llenar agujeros de otras piezas desaparecidas con anterioridad, han sido elaboradas por el ceramista Manel Diestre.  
Pintura A lo largo de los años, las paredes del Cau Ferrat han incorporado capas de pintura, fruto del mantenimiento que se ha realizado en cada momento. Esta acción de pintar periódicamente las paredes generó constantes cambios en los colores originales.  
Por este motivo, la elección de colores para las paredes ha sido objeto de un estudio cromático específico, con el fin de encontrar un equilibrio entre los colores originarios de la época de Santiago Rusiñol y los que se han convertido en representativos del Cau durante las décadas posteriores.  
En este sentido, será interesante contemplar las variedades entre el conocido como blauet o blau de Sitges, que dominará parte de las estancias de la planta inferior y el azul más de tono cielo, con el que finalmente se pintará la sala del despacho. Este azul es el mismo que Rusiñol había retratado en su obra el Pati blau y que ha sido fruto de diversas pruebas y estudios cromáticos.  
Carpintería, reparación del suelo y humedades El proceso de reforma del Cau Ferrat se ha aprovechado para realizar otros trabajos que suponían una agresión del edificio como consecuencia del paso del tiempo, la acción del mar y otras intervenciones. Ha consistido en la eliminación de humedades en el sótano; limpieza, desinfección y restauración de marcos y otros elementos de carpintería; reparación y mejora de diferentes elementos de piedra del edificio.  
Restauración de muebles Paralelamente a la reforma del edificio, en los últimos seis meses se ha llevado a cabo la restauración de una treintena de muebles del fondo del Cau Ferrat, de distinto formato y que presentaban diversas patologías. Este proyecto, que finalizará en las próximas semanas, se ha ejecutado, por un lado, a través de un convenio con el Institut de la Conservació i la Restauració Aplicada al Moble (CRAM) y, por otro, encargándolo a talleres especializados.  
Entre la piezas restauradas hay una cómoda fernandina de la habitación de Santiago Rusiñol, cuatro sillas verdes de la Sala del Brollador representadas en muchas de las pinturas de Rusiñol y Casas, dos cajas de madera de nogal de los siglos XV y XVI, y dos aparadores con arcos góticos, entre otras.  
Acondicionamiento del edificio El proyecto de reforma del Cau Ferrat contempla adaptar un espacio de finales del siglo XIX a las necesidades actuales, si bien manteniendo y realzando el espíritu original. En esta línea, la reforma permite dotar el edificio de sistemas de protección avanzados:  
- Implantación de un sistema de climatización óptimo para la conservación de las obras y la comodidad de los visitantes. - Cambio en el sistema de iluminación, con la adopción del sistema led, que favorece la protección de las obras y consigue un equilibrio entre calidad y consumo sostenible. - Instalación de medidas de protección entre las vidrieras y el exterior, que aíslen el interior de la temperatura y de la entrada de rayos ultrarojos y violeta, negativos para la conservación de las obras, en especial de los dibujos. - Supresión de barreras arquitectónicas para acceder a todos los pisos, manteniendo la estructura original y sin alterar las fachadas ni las volumetrías. - Instalación de parquet en el gran salón, que evita las vibraciones negativas que anteriormente sufría la colección de vidrio. - Creación de una señalítica y de sistemas de información necesarios para los visitantes. - Implantación de servicios propios de un museo (tienda, espacio de acogida y espera, megafonía, sanitarios…).  
Fotos de las obras