Descubriendo el Palau Maricel

“¿Se puede visitar?”. Esta pregunta es muy frecuente cuando en las puertas del Palau Maricel hay un grupo que asiste a algún acontecimiento en el recinto: desde conciertos hasta bodas, pasando por convenciones de empresa. Que uno de los edificios más emblemáticos de Sitges, como es el Palau Maricel, estuviera cerrado al público generaba más de una fustración entre los visitantes que pasan por delante. Por este motivo, la directora del Consorci del Patrimoni de Sitges, Vinyet Panyella, ha tomado la decisión de programar visitas guiadas los domingos a mediodía: con el fin de ofrecer una nueva actividad de turismo cultural, difundir el patrimonio arquitectónico y facilitar el (re)descubrimiento de un edificio del que se cumplen cien años de su construcción.  
Las visitas al Palau Maricel se efectúan cada domingo en dos turnos: a las 12 horas en catalán y a las 13h en castellano. La campaña empezó el 20 de enero y se mantendrá hasta el 30 de junio. Un promedio de veinte personas participa en cada visita, a la que hay que reservar previamente en el teléfono 93 894 29 69, si bien, siempre que haya plazas libres, se acepta apuntarse minutos antes de comenzar el itinerario. Mayoritariamente, el público es catalán, aunque también hay del resto del Estado y de países como Francia o Rusia. La variedad, pero, es la nota predominante, ya que hay desde parejas jóvenes y estudiantes hasta familias completas o grupos de personas mayores.  
La visita empieza en el Racó de la Calma, justo en la entrada principal del Palau. Allí se explica la historia del edificio y la de las personalidades que estaban estrechamente vinculadas: Ramon Casas, Miquel Utrillo y, sobre todo, Charles Deering, el multimillonario norteamericano que encargó su construcción. La primera parte del recorrido continúa por la antesala –donde lucen los esmaltes franceses y las cerámicas–, el majestuoso Saló d’Or, la capilla de la Verge de Montblanc y las soleadas terrazas, donde los visitantes aprovechan para conocer la parte trasera del edificio, desde donde se puede ver la Fundació Stämpfli, el Mercat Vell y el Ayuntamiento.  
El itinerario se reanuda hacia el claustro, un idílico espacio de vistas excepcionales donde se obsequia a los visitantes con una copa de cava. Muchos de ellos retratan con sus móviles o cámaras la fantástica vista que ofrece el Meditarráneo desde ese privilegiado balcón. La ruta continúa hasta llegar al Saló Blau, decorado con fotos antiguas del Palau Maricel de la de Charles Deering. Finalmente, el recorrido termina en la puerta de Santa Caterina, conocida popularmente como la dels Gegants, donde reposa la escultura original de El Greco, promovida por Santiago Rusiñol en 1898.  
Más allá de conocimientos históricos, la visita guiada es una oportunidad excelente para acercarse a las interioridades del Palau, la belleza de sus rincones y las obras de arte que atesora. Incluso, enterarse de algunas anécdotas, como la de que no fue bombardeado durante la Guerra Civil gracias a que ondeaba la bandera norteamericana.  
Las visitas guiadas todavía durarán un mes y medio más y cuando finalicen se enmarcarán en el Sitgestiu Cultural, que, hasta ahora, constituía la única oportunidad para conocer el Palau a través de un recorrido guiado y comentado. Sitgestiu Cultural de este año también ofrecerá esta posibilidad. La entrada para las visitas, que cuesta 6,50 euros, e incluye el acceso gratuito al Museo Romàntic y a la Fundació Stämpfli.