La obra del mes - Paisatge, Miquel Villà
Obra Paisaje, de Miquel Villà (Barcelona, 1901 - El Masnou, 1988)
Lugar y fecha La Pobla de Segur, hacia 1937
Materia / Técnica Pintura al óleo sobre lienzo
Medidas 74 x 92,5 cm
Colección Museu Maricel, Sitges. Generalitat de Cataluña. Col.lecció Nacional d'Art.
Descripción y contexto histórico
El paisaje de la Pobla de Segur, donde Miquel Villà pinta esta tela, se convierte en uno de los lugares más queridos por el artista desde que lo descubre de la mano del pintor y amigo Enrique Porta en 1926. Es tanta la fascinación que sentirá por la luz tamizada, el rojo de los conglomerados, el plateado de sus olivos y su orografía de contrastes y matices, que realizará allí prolongadas estancias año tras año desde 1934. La Pobla de Segur se convertirá en su arcadia personal.
Nacido en Barcelona en 1901, es en el Masnou, en la Escuela Náutica fundada por su abuelo, donde recibe la primera formación. Sin embargo, muy joven y motivado por las obligaciones laborales del padre como representante de una compañía de vinos, se traslada a vivir a Bogotá. En 1917, con tan sólo 16 años, participa en la Exposición Nacional Colombiana organizada por la Academia de Bellas Artes y en 1923 tiene su primera exposición individual en la Academia de la Lengua de Bogotá. En estos momentos, sin embargo, su vida transcurre ya en París donde ha conocido Enric Porta, precisamente. Vlaminck es uno de los dos pintores en que se refleja. La paleta de tonos terrosos y oscuros que utiliza en este momento sorprende a la crítica y al público que visita su primera exposición en Barcelona, en 1927, en las galerías Dalmau. El crítico Sebastià Gasch se erige en su máximo defensor. Miquel Villà está a punto de conocer en directo la paleta de Rembrandt. El impacto es tal que las visitas periódicas al Rijksmuseum se suceden año tras año. La utilización dramática de la materia, así como la luz del holandés, hacen girar la paleta de Villà hacia los tonos dorados. La investigación de estos años 30, momento en el que se inscribe también Paisatge, lo llevan a enfatizar cada vez más los volúmenes y las texturas. Es la naturaleza táctil de la que hablará Joan Merli, una de las personas que más lo apoya en estos años. Especialmente aplaudidas por la crítica, son también los interiores de establo y las naturalezas muertas.
«Lo mejor es quedarse en un mismo lugar con los mismos temas. La relación de dos o tres formas, la armonía de dos o tres colores es suficiente para profundizar nuestros estudios de la naturaleza durante toda la vida », confesará Villà a su amigo Manuel Capdevila por vía epistolar. A los vecinos de la Pobla de Segur les place reencontrarlo cada año. Extraordinariamente metódico a la hora de ponerse a pintar cada día, aquí encuentra toda la tranquilidad que necesita. Finalizada la jornada de trabajo, en sesiones que se extienden a mañana y tarde, tiene tiempo para compartir tertulia con otros artistas que admiran también su busqueda.
Paisatge resume, como en otras pinturas realizadas estos momentos en la Pobla de Segur, el gusto creciente de Villà por la construcción del cuadro. Es el color el que orquesta la tela y no la línea; son también la materia y la pincelada densa las que definen su manera tan particular de afrontar su investigación. Sebastià Gasch hace un cuidadoso análisis en la revista Art, en marzo de 1934: «Pinta todo lo que tiene delante con glotonería apasionada. Inscribe en la tela rectangular todos los elementos que puede. Hasta que queda extenuado ... Los momentos de emoción han pasado. Y, desbravada ésta, interviene la inteligencia. Constata. Se espanta ante aquel amasijo. Y se apresura a ordenarlo. [...] Pero lo más sorprendente es que esta tarea paciente de eliminación de lo superfluo, de reducción a lo esencial, de depuración, no consigue estrangular la fuerza tormentosa, fresca y espontánea, de la emoción inicial".
Finalizada la guerra, Miquel Villà pasará unos años en Argentina, en la zona de Tucumán donde tiene un hermano. La luz de estas latitudes marca también su viraje hacia una pintura de colores más vivos. Recupera el paisaje de Ibiza que había descubierto en los años 30; aquí encuentra uno de los paisajes más armoniosos que conoce y con un estallido de blancos verdes, blancos amarillos y blancos naranjas como en ninguna parte. Allí hará estancias prolongadas hasta 1970, momento en que cambiará la isla por la localidad de Altea que le ofrece la tranquilidad deseada. «Ningún pintor tan arquitecto como él», en palabras de Rafael Santos Torroella, Villà contará con un coleccionismo cada vez más fiel y una proyección también internacional avalada por su exitosa participación en las Bienales Hispanoamericanas, aparte de las Exposiciones Antológicas de la Academia Breve de Crítica de Arte y de los Salones de los Once, en Madrid. Cuando no es en el barco de camino a Sudamérica, el Masnou y la Pobla de Segur serán sus puntos de anclaje. Morirá en El Masnou en 1988, poco después de abrazar su deseo de hacer una obra donde todo fuera color y de haber protagonizado una trayectoria de las más personales del arte catalán del siglo XX.
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Bibliografía básica
Àlbum Villà. A cura de Daniel Giralt-Miracle. Barcelona: Quaderns Crema, 1998.
Miquel Villà. Exposició antològica. Obra de 1917 a 1985. Palau Moja, 8 de noviembre - 12 de diciembre de 1985. Barcelona: Departament de Cultura de la Generalitat de Cataluña, 1985.
Miguel Villà. Madrid: Centro Cultural del Conde Duque, 1998.
Miquel Villà. Centenari 1901-2001. El Masnou: Ajuntament del Masnou, 2001.
FERRATER, Gabriel. "Aproximaciones a la pintura de Miguel Villà". En: Publicaciones de la revista Laye, núm. 2. Barcelona, 1952.
GASCH, Sebastián. "Miquel Villar". En: Art. Publicació de la Junta Municipal d'Exposicions d'Art. Vol. 1, núm. 6 (marzo de 1934), p.161-167.
GASCH, Sebastián. "El retorn al realisme". En: Art. Vol. 2, núm. 7 (abril 1935), p. 194-200.
MERLI, Juan. 33 Pintors catalans. Barcelona: Comisariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, 1937.
POLO, Irene. "Miquel Villà". En: L'Instant, 6 de mayo de 1935, p. 8.
PONGILUPPI, Carles. Estudi sobre l'obra de Miquel Villà. Universitat de Barcelona, 1992. Tesis doctoral inédita.
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Ignasi Domènech y Susanna Portell, comisarios de la exposición Miquel Villà. La pintura sense atzar
Sitges, mayo de 2021.