'Alegoría de la Poesía', por Santiago Rusiñol

Pieza: Al·legoria de la Poesia, per Santiago Rusiñol
Fecha: c. 1894
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 140 x 184 cm (forma ogival). Signat angle inferior dret: S. Rusiñol, sense data
Colección: Antigua colección Santiago Rusiñol. Museo Cau Ferrat Número de inventario: 32.007

 
Descripción y contexto histórico:

El pintor-poeta Santiago Rusiñol instaló en el Cau Ferrat de Sitges su casa-taller con la intención de "ser una ermita junto al mar, a la que podrán ir todos los peregrinos del arte a tomar las aguas de poesía y a curarse del ruido de las ciudades”. Con estas palabras lo inauguraba oficialmente el 4 de noviembre del año 1894, coincidiendo con la Tercera Fiesta Modernista. En este refugio, las aspiraciones de Rusiñol de alcanzar el ideal del Arte total llegaban a su máxima expresión, convirtiéndose en un universo interior, síntesis de todas las manifestaciones artísticas, alejado de las agitaciones y los atentados anarquistas de los últimos tiempos de Barcelona.
 
En las telas ojivales de la cabecera del gran salón goticista del primer piso, proyectado por el arquitecto Francesc Rogent, se integraron las personificaciones de la pintura y la poesía, rodeando de forma significativa la alegoría de la música. Pinturas murales que quisieron añadir a la "puesta de peregrinos de la Santa Poesía" un marcado sentido simbólico-decorativo, en íntima unión con la arquitectura. Porque el concepto y la forma corresponden a "el ambiente moral del edificio, en el estado de ánimo de los que periódicamente se congregan en fraternal comunidad", decía el escritor y crítico Raimon Casellas refiriéndose al emplazamiento. Tal como Rusiñol explica en una carta a su amigo E. Clarasó: "los panneaux de Sitges (el tercero aún no está terminado y no es tan importante) [...] son algo nuevo para mí, en el sentido mistich decorativo". De hecho, representan un cambio de registro en su trayectoria artística, que se manifiesta con una marcada influencia del movimiento simbolista francobelga y del reciente viaje a Italia, donde había descubierto en directo la pintura de los primitivos italianos, lo que le supuso adentrarse en un simbolismo de tipo prerrafaelita.
 
"La dama de la Poesía [...] con su noble testa coronada de laurel, es una ideal reminiscencia de las mujeres soñadas por Dante y por Petrarca, y la estética de La Pintura, es el último pintor del sueño místico", destacaba Casellas. Así, a un lado, la visión de la Pintura adentrada en la sugestión del paisaje, a través de la observación y el trazo de un joven pintor florentino, adentrado en un campo de lirios, captado el cortejo misterioso de vírgenes que se alejan y se transmutan en nube, como atraídas por el cielo que las llama. Al otro lado, la presencia ensimismada y a la vez atenta de la dama poesía, que espera recibir una revelación que recogerá con la pluma para dejar constancia escrita.
 
La Poesía se sitúa en un camino sinuoso, que se inicia con unos iris amarillos, mensajeros del amor que hace latir el corazón, que entran en concordancia con el extremo opuesto, donde emerge como una especie de basílica o catedral lumínica, "rutilante como agujas de custodia, bajo azules turquesa y atmósferas de resplandor". Del prado estando, entre flores blancas, azuladas y botones de oro, surge un manantial estanco con lirios blancos, símbolo de pureza, fuente de vida e iniciación (se trata de la Fuente del agua de la vida, la misma pila bautismal gótica que Rusiñol se encontró en el santuario del Vinyet y que situó en la planta baja del Cau Ferrat). Junto a un bosque frondoso, de rosas de las regiones mediterráneas llenan el trazado de "efectos de la vida, los sentidos y de las añoranzas eternas" [...] "contiene algunos capítulos de este evangelio que anhelan seguir muchas almas selectas de nuestros días, sedientas de desvanecido sueño, de misteriosa idealidad... ". Porque, como escribió Alfred Opisso refiriéndose a la obra, "su contemplación produce una especie de ensoñación, es la sensación de lo intangible".
 
Una observación detenida de las obras nos hace descubrir la poética de los jardines, que a partir de 1894 se convertirá en el germen de la serie "Jardines de España", aunque en este tríptico se trata de un jardín más cercano a los hortus amoenus de Fran Angelico. Es el lenguaje de las flores y de las cosas mudas, la relación entre la palabra revelada y los significados sentimentales en el paisaje, que parece evocar el poema de Baudelaire Correspondencias, que se convirtió en una especie de texto programático para los simbolistas: "Es la Naturaleza un templo cuyos pilares / dejan salir a veces palabras mezcladas: / el hombre la travesía por un bosque de símbolos / que lo observan con familiar mirada. / De la misma manera que largos ecos que de lejos se funden / en una tenebrosa y profunda unidad, / enorme como la noche y como la luz / se responden perfumes, sonidos y colores. "
 
Es la necesidad de saber soñar y de la evocación de la inspiración que coinciden en este jardín de símbolos, lleno de indicios de correspondencias que vinculan lo visible con lo invisible, lo fortuito y lo necesario. Y, como "todo arte aspira a la condición de la Música", tal como había dicho Walter Pater, su personificación en doncella vaporosa con el atributo de la lira, adentrada en un paisaje acuoso, permite trazar una serie de cadencias armónicas, de alegorías y de relaciones entre las artes, que nos transportan a una mística de adoración de la belleza. El Cau Ferrat fue erigido como Santuario de la Belleza, que, en palabras del propio Rusiñol, se define como "la armonía que el alma busca afanosa, es el gozo que sueña el espíritu, es la esencia perfumada levantando -como incienso del fondo de la materia y tomando forma de nube que envuelve el corazón del hombre [...] Cuando la belleza se despierta, abre las puertas del día, cuando duerme, enciende las estrellas del cielo; cuando pasa, las nubes lo saben, y vestido de oro y púrpura, la siguen majestuosos vía allá, hasta el carro de la aurora o la hermosa despedida de la puesta. Cuando se detiene, brota toda poesía se desvela y canta cantos de ventura. Cuando sueña, sueñan todos los poetas, cuando llora, tiemblan todas las almas, y cuando reza, calla el hombre, calla el viento, callan las voces de la selva y se entreabren los ventanales de la gloria y se arrodillan los ángeles” (Cigalas y Hormigas)
 
Exposiciones:
Salon du Champ de Mars de París (1895), 1093.
Tercera Exposición General de Bellas Artes de Barcelona (1869), 133, on obtingué un premi.
 
Bibliografia bàsica:
La Vanguardia. Barcelona: (12-5-1896)
La Veu de Catalunya. (17-5-1896), p.410
L’Atlàntida. Núm. 2 . (I-I-1897), portada fig.
Laplana, Josep de C. Santiago Rusiñol. El pintor, l’home. Barcelona. Publ. l’Abadia de Montserrat, 1995. [Véase el catálogo sistemático de las pinturas de Rusiñol, núm. 9.1.2, p. 518].
Coll Mirabent, I. Rusiñol. Sant Sadurní d’Anoia: Flama, 1990.
Panyella, Vinyet. Epistolari del Cau Ferrat, 1889-1930. Sitges: Grup d’Estudis Sitgetans, 1981.
 
Autoría de la fitxa: Teresa-M. Sala