La influencia del Greco en Rusiñol revive en una exposición con fuerte acento sitgetano
El Greco. La mirada de Rusiñol es una exposición organizada por la Fundación Francisco Godia en colaboración con el Consorci del Patrimoni de Sitges, con una visión renovadora a la obra de Doménikos Theotokópulos, El Greco (Candía, Creta, 1541 - Toledo, 7 de abril de 1614). La muestra explica el descubrimiento y la fascinación de Rusiñol por El Greco y la influencia que tuvo sobre la trayectoria del artista catalán. Recuerda que a finales del siglo XIX el Greco no formaba parte del canon del arte español del siglo de Oro. Santiago Rusiñol hizo un precedente y un modelo: llevó a cabo una tarea de divulgación y proselitismo y convirtió la pintura de El Greco en el punto de partida de una nueva manera de entender la creación, como una manifestación del espíritu, frente al materialismo de la época industrial.
La exposición reúne 40 piezas, entre las cuales hay obras de El Greco procedentes de museos y colecciones privadas. Museus de Sitges ha prestado diferentes obras de Rusiñol, así como otras de Pichot y los dos Greco del Cau Ferrat. Estos dos óleos volverán a Sitges para la inauguración de la reforma del Cau Ferrat y el Museu de Maricel. Se podrá visitar en la Fundación Francisco Godia del 5 de diciembre de 2014 al 2 de febrero de 2015. La muestra cuenta con la colaboración de l’Obra Social “la Caixa”, que organizará la exposición durante el 2015 en CaixaForum Palma y CaixaForum Zaragoza.
El Greco. La mirada de Rusiñol es una exposición única, que conjuga la investigación con la oportunidad de contemplar en Barcelona un conjunto que incluye obras de Greco de colecciones privadas que nunca se han visto en Barcelona, combinadas con obras modernistas y documentos. Forma parte de los actos del Cuarto Centenario de la muerte de Greco, que se han celebrado a lo largo del 2014 y es de alguna manera el colofón. Recoge las obras de Greco en Cataluña, procedentes de Cau Ferrat, el Museu Nacional d’Art de Catalunya y de colecciones privadas, aporta documentación y elementos para el estudio de la recepción y la interpretación de la obra del pintor. Junto a una amplia selección de pinturas de Rusiñol, entre las que destacan La morfina o Paroxismo del novicio, que reproducen una atmósfera espiritual. También se pueden contemplar obras de Laureà Valláis, Ramon Pichot, Ramon Casas, Francesc Labarta, Darío de Regoyos, Ignacio de Zuloaga y un espectacular dibujo de Picasso, Retrato de un desconocido al estilo de Greco del Museo Picasso, que ayudan a revivir la pasión de Rusiñol por El Greco. La recuperación y revalorización del Greco se presenta como una obra coral, en la cual intervienen artistas y escritores que dialogan con su obra y transfieren los valores hacia la modernidadad.
La exposición está organizada por la Fundación Francisco Godia en colaboración con el Consorci del Patrimoni de Sitges, la entidad que se encarga de preservar y difundir el legado de El Cau Ferrat, residencia de Santiago Rusiñol, un museo singular y uno de los principales núcleos del modernismo artístico y literario. Rusiñol es uno de los pintores representados en la Fundación Francisco Godia, donde el modernismo ocupa un lugar muy importante. Vinyet Panyella, biógrafa de Santiago Rusiñol y directora del Consorci del Patrimoni de Sitges, y la historiadora del arte Nadia Hernández, han sido las comisarias de una exposición que quiere poner de relieve la importancia de la aportación cultural del modernismo y la contribución del coleccionismo privado a la conservación y el estudio del patrimonio artístico.
Rusiñol descubrió el Greco en París, mediante su amigo Ignacio Zuloaga, y fue uno de los primeros coleccionistas. En los últimos años del siglo XIX adquirió Las lágrimas de San Pedro y la Magdalena penitente con la cruz, que incorporó al Cau Ferrat de Sitges. El Greco se convirtió en un modelo para los artistas más innovadores del cambio de siglo, que adoptaron las atmósferas vagas, las pinceladas melancólicas y la espiritualidad afinada. Esta reivindicación de Rusiñol resultó decisiva en la revalorización de un artista marginado de la tradición pictórica española. Las obras que Rusiñol había comprado en París, llegaron a Cau Ferrat, en procesión por las calles de Sitges en la Tercera Festa Modenista de 1894, rodeadas de los artistas, escritores y músicos más importantes del momento. El acto, un happening avant la lettre, fue un evento de afirmación artística y una exaltación de los valores espirituales del arte, con una dimensión popular y una proyección ciudadana.