El Museo de Maricel incorpora dos esculturas de Gustau Violet i de Miquel Oslé en sus colecciones
La exposición sobre el escultor rosellonés Gustau Violet, organizada por los Museos de Sitges ha permitido incorporar dos interesantes esculturas a los fondos del Museo Maricel. Se trata de un busto elaborado por el mismo Violet y una figura del que fue su discípulo, el escultor Miquel Oslé. Ambas se pueden ver actualmente en la muestra L’escultor Gustau Violet: art, pensament i territori, que presenta el Museo de Maricel hasta el 21 de octubre.
La obra de Oslé lleva por título Picador i es una pieza de bronce de grandes dimensiones (66 x 66 x 43 cm), que hizo en la segunda mitad de la primera década del siglo XX. Miquel Oslé i Sáez de Medrano (1889-1951) trabajo en el taller de Gustau Violet a Prada de Conflent el verano y otoño de 1906 y se convirtió en uno de sus discípulos. Lo había conocido poco antes en la fundición Masriera de Barcelona, donde Violet llevaba a fundir algunas de sus obras.
El Picador de Oslé pasará a formar parte de la exposición permanente del Museo de Maricel cuando se acabe la exposición de Violet. La obra estará integrada en la sala donde se muestran diversas esculturas de la Colección Pérez-Rosales que abrazan el periodo del Modernismo y el Novecentismo. Se trata de una obra notablemente representativa del escultor y una de las más grandes que realizó, si exceptuamos las que hizo para la vía pública.
La otra obra que se suma al Museo de Maricel es el Bust de Juli Carsalade du Pont (1847-1932), obispo de Elna-Perpiñán desde 1900 i personaje clave de la cultura catalána de principios del siglo XX. La obra se puso a la venta en una subasta en Londres pocos meses antes de la inauguración de la muestra del Museo de Maricel. Aparecía a la venta como la obra de un “escultor anónimo español” y también mal documentada cronológicamente, por la cual cosa fue posible adquirirla, gracias a las indagaciones del jefe de Colecciones de Museos de Sitges, Ignasi Domènech. El busto, de 60cm de altura y realizado hacia el año 1905, presenta un buen estado de conservación y también pasará a formar parte de la colección del Museo de Maricel.
Juli Carsalade se ganó el apodo “del obispo de los catalanes”, gracias a diversas acciones que llevó a cabo en la defensa de la lengua y la cultura catalana en un momento en el que en la Catalunya del Norte, intelectuales y artistas como Gustau Violet, luchaban por la restitución del catalán como lengua de cultura.
A pesar de su origen gascón, el obispo aprendió el catalán cuando llegó al Roselló y lo introdujo en la enseñanza del catecismo en las parroquias y escuelas de su Obispado. Esta política a favor de la lengua permitió que el catalán –siempre en situación de atraso respecto al francés– viviera un cierto impulso. Carsalade, además, acogió los Juegos Florales en Perpiñán en 1902, cuando por motivos políticos, no se pudieron celebrar en Barcelona, y también los presidió en 1914.
Carsalade colaboró en la redacción del Diccionari Català-Valencià-Balear de Antoni Maria Alcover, pero, sobretodo, por lo que es recordado hoy en día es por la compra y restauración del monasterio de Sant Martí del Canigó y por la restauración de Sant Miquel de Cuixà. Violet realizó para este monasterio una escultura de medio cuerpo –una fosa de bronce realizada en los talleres Masriera de Barcelona, del cual el MNAC conserva un ejemplar– y un busto en terracota del que hizo una edición limitada, una pieza de las cuales es, precisamente, la adquirida por el Museo de Maricel.
Las dos obras integradas en el Museo Maricel:
Miquel Oslé i Sáenz de Medrano (Barcelona, 1879-1960)
Picador, hacia 1905-1910
Bronce
Gustau Violet
Bust de Juli de Carsalade du Pont, bisbe d’Elna. Taller de Sant Martí. Prada, hacia 1905
Terracota