'Retrato de Carles Mani', por Santiago Rusiñol

Obra: Retrato de Carles Mani, por Santiago Rusiñol

Año: 1895

Técnica: Óleo sobre tela

Medidas: 59 x 68 cm

Colección: Antigua colección Santiago Rusiñol. Museo Cau Ferrat, número de inventario: 32.012

Descripción y contexto histórico:

Santiago Rusiñol había conocido al escultor Carles Mani el verano de 1894, en Tarragona, al tiempo que al pintor Pere Ferran, que al igual que Mani era discípulo de Hermenegildo Vallvé. Mani estaba a punto de conseguir una pensión del Ayuntamiento de Tarragona, y había pensado destinarla a ampliar estudios en París, con Ferran. Así pues, ambos artistas salieron hacia la capital francesa el 15 de septiembre de ese año, y se instalaron en una buhardilla de la Rue du Seine. Parece que consiguieron asistir a una academia, pero la pensión no estaba destinada para soportar un gasto tan grande y suerte tuvieron de reencontrarse con Rusiñol. Con él, y con Miquel Utrillo, Albert Llanas y Ricard Planells, Mani y Ferran pasaron la Navidad.

Más adelante, en febrero de 1895, Rusiñol reencontró de nuevo a los dos amigos, que vivían en un estado muy precario, y les ofreció su piso del Quai Bourbon, en el Île de St.. Louis. Fue entonces que Rusiñol hizo el extraordinario óleo de Mani, así como varios apuntes del escultor y de Ferran, tres de los cuales se publicaron en el número de fin de año de 1895 de La Vanguardia.

De aquellos días datan también dos carboncillos de Rusiñol y uno de Mani y Ferran sentados ante una mesa (el primero con cara de ansiedad y el segundo durmiendo), y el otro, un retrato del escultor solo, derecho (Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC, procedentes de la colección Casellas) - y una foto de Rusiñol, Utrillo, Mani y Ferran.

El 28 de febrero de 1895 Rusiñol publicaba en La Vanguardia de Barcelona un artículo titulado "La pasta hidráulica", título que hacía referencia a la comida de patata hervida, único alimento que los tarraconenses se podían permitir. El texto iba ilustrado con los dos carboncillos ya mencionados y otro de Ferran, solo. Rusiñol denunciaba la vida miserable que llevaban los dos artistas y culpaba al Ayuntamiento de Tarragona.

Tarragona se quejó, con razón, porque la ayuda municipal a Mani nunca se había planteado como pensión de viaje, y menos para dos personas, y durante un tiempo hubo un cruce de artículos y cartas entre Rusiñol y los de su entorno y varias personas de Tarragona, como Josep Yxart o Juan Ruiz y Porta, que conocían el caso.

En abril de 1895, Mani y Ferran ya volvían a estar en Tarragona y más o menos por aquella época fueron huéspedes de nuevo de Rusiñol, pero en aquella ocasión, en Sitges, en el Cau Ferrat.

Mani quedó muy agradecido a Rusiñol por lo que había hecho por él, y años después dejó constancia escrita de esta gratitud en la dedicatoria que le hizo en una reproducción impresa de su proyecto de monumento a los héroes de Tarragona “Antes muertos que rendidos. Tarragona 1811”, presentado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid del 1897. Decía así la dedicatoria: "Al protect que nunca podré olvido / y el que más corte tiene -! Dentro y fuera del_ / _Art_ ¡S. Rusiñol "(sic), y firmaba:" C Mani / 97 ". [Biblioteca Popular Santiago Rusiñol de Sitges, como depósito del Cau Ferrat, núm. 2141 (454/28)].

Carles Mani fue uno de los escultores más originales de la Cataluña de su tiempo, pero también uno de los más malogrados. Poseído por una inquietud muy acusada, vivió otras etapas de bohemia en Madrid, donde personajes de la Generación del 98 (Pío y Ricardo Baroja, Camilo Bargiela ...) iban en peregrinación a verlo a su taller, y dejaban descripciones escritas del sorprendente espectáculo plástico y humano que veían.

Se conservan de él varios retratos de gran fuerza, alguna imagen religiosa y sobre todo un par de bocetos de su obra más ambiciosa, “Los degenerados” (c. 1901-1907), dos individuos indolentemente sentados, que prefiguran el expresionismo artístico del siglo XX.

Se relacionó un tiempo con el grupo de "Los Negros", a los que se unió con entusiasmo, en un frustrado intento de formar una especie de falansterio de artistas puros, y los últimos años de su vida trabajó en la Pedrera y en la Sagrada Familia, para Antoni Gaudí.

"Era escultor, y aunque muy joven también había ya luchado con el barro; Había ya sentido los primeros goces de padre, viendo nacer la obra del caldeado entendimiento, la ponzoña y el placer del ser creador, el fuego del arte que embarga la vida entera con egoísmos e inutiliza al artista para todo lo que no sea su ensueño. Romano también, con torso de escavación, con músculos tallados en piedra, con ojos expresivos y vaciados en el fondo de los párpados, hablaba de sus proyectos con la fe de un cristiano y la terquedad de un procónsul de Tarragona" (sic). Así describió Santiago Rusiñol a Carles Mani (1867-1911) en el artículo comentado "La pasta hidráulica".

El retrato que nos ocupa es muy posiblemente el mejor retrato que Rusiñol hizo en su vida. No veremos ecos miméticos de ninguna escuela francesa coetánea, sino un enfoque original, fruto de un evidente impulso de sinceridad del retratista. En todo caso es un retrato contundente y muy intenso, de una gran simplicidad, sin una brizna de anécdota. Apenas se intuye que el escultor, de medio cuerpo, con las manos entrelazadas, de tres cuartos y sentado en una silla, está delante de la cama, de lo que se vislumbra la manta amarilla, mientras en la parte superior lo que aparece es la pared empapelada de tonos rojizos. Todo resulta extremadamente esencial y duro, como dura es la expresión del escultor, de mirada esquiva y facciones ásperas.

Bibliografía básica:

Catálogo de pintura y dibujo del "Cau Ferrat" (Fundación Rusiñol) Sitges. Barcelona: Publicaciones de la Junta de Museos, 1942, pág. 38

COLL, Isabel. Rusiñol. Museo de Vilafranca, 1990, pág. 59 (repro) - 61

COLL, Isabel. Exposición Cincuentenario de la Muerte de Santiago Rusiñol. Sitges: Gráficas Puig, 1981, pág. 37 (repro) y 42

COLL, Isabel. La colección Raimon Casellas. Barcelona: MNAC-Museo del Prado, 1992, pág. 208-210. [Fichas correspondientes a los dibujos de Rusiñol sobre Mani]

FONTBONA, Francesc. Carles Mani, escultor maldito. Barcelona-Tarragona: Viena-Museo de Arte Moderno de Tarragona, 2004, pág. 4 (repro), 24-28

LAPLANA, Josep de C. Santiago Rusiñol, el pintor, el hombre. Barcelona: Publicaciones de la Abadía de Montserrat, 1995, pág. 194

LAPLANA, Josep de C.; PALAU-RIBES O'CALLAGHAN, Mercedes. La pintura de Santiago Rusiñol. Obra completa. Vol. III. Barcelona: Mediterráneo, 2004, pág. 44. [Cat. Núm. 05:19]

MARTÍNEZ, Gregorio. Santiago Rusiñol. Monografías de Arte. Madrid: Estrella. [Fig. 24]

MENDOZA, Cristina; DOÑATE, Mercè. Santiago Rusiñol (1861-1931). Madrid-Barcelona: MNAC-Fundación Cultural Mapfre Vida, 1997, pág. 202-203. [Ficha en el catálogo de la exposición]

Santiago Rusiñol. Exposición antológica conmemorativa del cincuentenario de su muerte. Barcelona: Generalitat de Catalunya, 1981, pág. 87 (repro)

Exposiciones:

Sitges 1981 (Cincuentenario de la muerte de Rusiñol)

Aranjuez-Girona-Barcelona-Tarragona 1981-82 (antológica)

Tarragona 1995 (Rusiñol en Tarragona)

Barcelona-Madrid 1997-1998 (antológica)

León-Sevilla 2002 (Maestros catalanes del siglo XX)

Cremona 2003 (Pintura Catalana del Primo Novecento)

Autoría de la ficha: Francesc Fontbona