Rusiñol vuelve a pasearse por Madrid

Santiago Rusiñol volverá a lucir a partir de la próxima semana en el paseo de Recoletos de Madrid, prácticamente enfrente de la Biblioteca Nacional y muy cerca del Prado, en cuyas colecciones hay algunos de sus óleos de los jardines de Aranjuez. La Fundación Mapfre inaugura la exposición Luces de Bohemia, un recorrido por la bohemia como temática y estética artística. La muestra exhibirá dos pinturas de Santiago Rusiñol, que forman parte del fondo de Museus de Sitges.  
Cementiri de Montmartre (1891) y Retrat del gravador Ramon Canudas (1892), ambas pintadas por Rusiñol y pertenecientes a los fondos del Cau Ferrat, las ha cedido el Consorci del Patrimoni de Sitges a la Fundación Mapfre. Las dos obras compartirán exhibición con óleos de Van Gogh, Matisse, Turner, Courbet, Toulouse-Lautrec y Manet en uno de los grandes acontecimientos artísticos del año en Madrid. La exposición llega a la Fundación Mapfre tras haber estado cuatro meses en el Grand Palais de París.  
Los dos óleos de Rusiñol son una de las novedades que presenta la versión madrileña de la exposición en comparación con la que se ha podido ver en París. Las dos obras formaban parte de la exposición L’Art modern. Obres mestres del Cau Ferrat, que Museus de Sitges organizó en el Edificio Miramar hasta finales de noviembre. Por este motivo, las dos piezas del artista del Cau no se pudieron mostrar en París, y sí, en cambio, lucirán en la Fundación Mapfre. El pasado martes los dos óleos salieron de los almacenes de Museus de Sitges en dirección a Madrid.  
Luces de Bohemia, que toma prestado el título de la obra de Ramón del Valle-Inclán, pretender poner de relieve la constante presencia del artista bohemio en la pintura europea desde el siglo XV. La exposición insiste especialmente en los vínculos de la bohemia con el mundo gitano, en cuanto pueblo nómada, rechazado por la sociedad y que fascina a los artistas. La muestra –que permanecerá abierta hasta el 5 de mayo– está estructurada en diferentes períodos, que muestran la evolución de la percepción de la bohemia por parte de la sociedad.  
Cementiri de Montmartre protagonizó la Peça del Mes del pasado abril. Rusiñol lo pintó en 1891, al final de su primera época de París y constituye una de las obras  más significativas del universo rusiñoliano por lo que representa y por su capacidad evocadora.  
Por otro lado, Retrat del gravador Ramon Canudas (en la imagen), pintado en 1892 muestra a su amigo en su decadencia, poco antes de su muerte, que causó un gran impacto en el artista.  
Esta cesión temporal de dos obras tan notables del fondo del Cau Ferrat permite contribuir a la difusión del patrimonio de los Museus de Sitges. Los cuadros de Rusiñol y los de Casas son las obras más solicitadas para exposiciones temporales.