Las obras del Cau han despertado el interés por Rusiñol

La muestra L’Art modern. Obres mestres del Cau Ferrat cerró el sábado pasado tras haber expuesto, desde principios del mes de abril 150 obras maestras del fondo del museo en el Edificio Miramar. La exposición ha recibido la visita de 6.854 personas, de las que 1.141 eran escolares y 229 maestros y profesores de distintos centros. Una media de 34,27 personas diarias han visto la muestra durante los 200 días que ha estado abierta. Museus de Sitges ha programado durante este tiempo 134 visitas guiadas para grupos.

 

Las obras exhibidas han vuelto esta semana a los almacenes del Consorci del Patrimoni de Sitges, donde se quedarán hasta la próxima inauguración del Cau Ferrat, cuando finalicen las obras de reforma y mejora estructural, a mediados de 2013. Durante estos meses, el servicio de Conservación y Restauración de Museus de Sitges llevará a cabo actuaciones de mejora y conservación de algunas de estas piezas.

 

Los cuatros objetivos de la exposición L’Art modern. Obres mestres del Cau Ferrat se han cumplido: aprovechar el paréntesis que suponen las obras de reforma del Cau Ferrat para exhibir algunos óleos y piezas más relevantes de sus colecciones; ofrecer una nueva visión y lectura de estas obras en el  momento en que se mostraban en un entorno diferente a lo que es el Cau (hecho que permitía resaltar su valor y plasticidad); presentar un acontecimiento artístico de gran nivel para reforzar el cartel de turismo cultural de Sitges y, por último, volver a despertar el orgullo de los sitgetanos por el valor de una colección que pronto podrá recuperar su esplendor en su entrono habitual, y que ha sido objeto de una profunda mejora salvando su valor patrimonial.

 

Palau abandonat, de Santiago Rusiñol (en la imagen), ha sido probablemente la obra que ha despertado más interés entre los visitantes que han acudido a la muestra del Miramar. Se trata de un óleo pintado en 1898 en Viznar (Granada) con unas dimensiones de 1,23 x 1,16 metros. La muestra ha generado un cúmulo de sensaciones entre los visitantes, tal como lo manifestaban al personal de los museos o como, algunos de ellos, reflejaban en el libro de visitas. Algunos comentarios escritos en este libro constataban el descubrimiento de Santiago Rusiñol, tanto los catalanes como los extranjeros.

 

Entre las postales que ha ofrecido la exposición hay algunas curiosas, como las visitas de algunos descendientes de los personajes retratados en las obras. Probablemente, la visita más singular fue la que realizó un grupo de japoneses que únicamente querían ver los cinco Picassos expuestos mostrando un gran interés por saber donde podían comprar obras del artista malagueño.