Unos treinta muebles del Cau Ferrat son objeto de una profunda restauración

Los trabajos de restauración y recuperación del patrimonio son una de las principales líneas de trabajo de Museus de Sitges desde que Vinyet Panyella asumió la dirección, hace poco más de un año. Mientras duren las obras de reestructuración y reforma del Cau Ferrat y del Museo Maricel, el Consorci del Patrimoni de Sitges ha impulsado paralelamente diferentes actuaciones de restauración de obras de sus colecciones. Dentro de este proyecto de recuperación del patrimonio, hace unas semanas empezaron los trabajos de restauración de unos treinta muebles del fondo del Cau Ferrat, de diversos formatos y que presentaban diferentes patologías. Los trabajos durarán hasta principios del mes de junio.  
El proyecto tiene como objetivo restaurar las piezas para que puedan recuperar su esplendor y reincorporarse a las colecciones del Cau Ferrat cuando finalicen las obras de reforma del edificio.  
Para llevar a cabo esta iniciativa, el Consorci del Patrimoni de Sitges ha firmado un convenio con el Institut de la Conservació i la Restauració Aplicada al Moble (ICRAM), que ha permitido la convocatoria de un curso con estudiantes del mismo centro y de otras disciplinas universitarias, que participan en diferentes labores del proceso. El proyecto está supervisado por la responsable de conservación de Museus de Sitges, Anna Llanes, y el responsable de restauración, Pep Pascual, y dirigido por el director del ICRAM, Marc Fabra.  
Los trabajos de restauración se realizan en la Sala Vaixells del Palau Maricel. Las piezas objeto de los trabajos de este equipo son un conjunto de dos repisas de madera tallada, una caja de madera de nogal del siglo XV, un reloj de caja alta de final del siglo XIX-XX, una caja de madera tallada decorada con motivos ojivales, dos aparadores con arquerías góticas (y en uno de los dos casos también renacentistas con escenas bíblicas), otra caja con un escudo del Papa Pius II, una silla de brazos con patas de tijera y respaldo de cuero de final del siglo, imitación de una pieza medieval y un taburete con una antiguedad aproximadamente de cien años. El proyecto también contempla restaurar otras piezas, como una vitrina, un armario, unas estanterías y dos muebles rinconeros.  
Se trata de piezas que forman parte de la exposición permanente del Cau Ferrat y, hasta la reforma, estaban en espacios significativos del museo como el vestíbulo, la sala del surtidor, el despacho o el salón grande.  
Las patologías que presentan estos mueblos son diversas, originadas generalmente por la oxidación derivada del impacto de la luz, la inexistencia de climatización en el museo, la incidencia del ambiente salino del Mediterráneo y el propio desgaste y envejecimiento de los materiales que constituyen esta singular colección. El responsible de la restauración, Marc Fabra, ha señalado, que “con la reapertura del Cau, esto ya no será un problema, porque se están estableciendo los filtros óptimos y las condiciones y sistemas necesarios para una correcta y estable climatización del Museo, y asegurar de esta manera la conservación de todas las colecciones que acoge el Cau Ferrat”. Además de la oxidación, otros defectos que sufren las colecciones de muebles son los ataques de las termitas, suciedad, fisuras, grietas, manchas o anteriores intervenciones poco acertadas. Las labores de recuperación que el equipo lleva a cabo son, fundamentalmente: limpieza, desinfección, desinsectación, enmasillado de puntos concretos, renovación de los acabados, barnizado y encerado, entre otras.  
Paralelamente, otras diez piezas de marcado valor patrimonial y artístico también se restaurarán en los próximos meses por talleres especializados. Los responsables de conservación y restauración del Consorci han optado por esta fórmula en muebles de alto valor artístico y que requieren una extensa intervención con equipos y herramientas específicas. Todas las piezas son del Cau Ferrat. Se trata de una mesa de comedor, un banco para botijos, un mueble escritorio de dos cuerpos, un cofrecillo decorado de taracea de hueso, una caja de madera de nogal del siglo XVI, un cofre, una cómoda fernandina de la alcoba de Santiago Rusiñol, artífice del Cau Ferrat, así como un conjunto integrado por una mesita elíptica y cuatro sillas verdes, de la sala del surtidor que están presentes en muchas pinturas de Rusiñol y Casas, entre otros. Todos los procesos de restauración se documentan oportunamente.