Se inaugura la exposición ‘Santiago Rusiñol. La Campanya de Poblet 1889’

El pasado viernes 27 de enero se inauguró la exposición Santiago Rusiñol. La Campanya de Poblet 1889, en el Museu de la Vida Rural de l’Espluga de Francolí. La muestra, organizada y producida por la Fundació Lluís Carulla, está dirigida por el director del museo, Ramon Rosich, coordinada por Jordi Puig y comisariada por Vinyet Panyella. El encargo de la exposición por parte de la Fundació Lluís Carulla a Vinyet Panyella se hizo hace un año, durante el cual la comisaria ha trabajado localizando las obras que la configuran y elaborando un discurso expositivo que rehuye la anécdota y se centra en la importancia que tuvo la temporada que Rusiñol, acompañado de Casas, estuvo cerca de las ruinas de Poblet. La exposición está centrada en cinco ámbitos. El primero, “La atracció de les ruïnes” narra los inicios del artista y la formación que recibe más allá del taller de Tomàs Moragas, en el medio del excursionismo científico, en la búsqueda de paisajes y monumentos, donde el joven artista dibuja del natural y escribe los primeros textos descriptivos en forma de memorias y reseñas excursionistas donde se adivina la mirada del pintor. El segundo ámbito expone los retratos de 1889 de Casas, Rusiñol, Clarasó y Lluís Quer, amigos y corresponsales, junto con Albert Rusiñol, de los dos pintores los días de Poblet. El tercero, “Les ruïnes de Poblet” presenta el cuadro más importante de la exposición Tombes de Poblet, donde Rusiñol pinta un plen air con las tumbas adosadas al muro y la arquitectura invadida por la naturaleza mostrando la visión lírica y su voluntad de armonizar el paso del tiempo y la acción de la naturaleza. “El guardià del monestir” muestra el retrato del que cuidó el recinto los años, en que, abandonado, estaba expuesto al expolio y a la destrucción; Sebastià Sumalla i Roca se convirtió en reconocida figura de los excursionistas, artistas y hombres de letras que visitaban el monasterio durante el último tercio del siglo. El último ámbito, “Reminiscències” es el epílogo que clausura la exposición, donde figura el cuadro que testifica la amistad incuestionable entre Rusiñol y Casas, Retratant-se, así como Claustre de Sant Benet de Bages (1889) y Jardí del mestre de capella (1919), dos pinturas lejanas en el tiempo pero unidas por la persistencia temática de claustros y jardines interiores enclaustrados.